domingo, 25 de junio de 2017

El fabuloso mundo de los orgasmos múltiples

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El otro día escribí en un artículo que se podían tener orgasmos de 20 minutos. Poco después quedé con una amiga, que me preguntó cómo conseguía lograrlos. No sé, le dije, simplemente me concentro en ello, y es como coger una ola. Cuando cojo uno, empalmo con otro y sigo. Pero no ha sido así siempre, lo he ido aprendiendo con la práctica
Mi amiga es enóloga. Yo puedo diferenciar un Rioja de un Merlot, y a ambos de un Don Simón. Pero mi amiga juega en otra liga. Ella es de las que con oler un vino ya te puede decir con qué marida, qué tipo de uvas se han utilizado, cuántos años tiene, e incluso, en la mayoría de los casos, la bodega de la que procede. Ella obtiene un placer extático de cada cata que yo, sin duda, no alcanzo a imaginar. Lo más que me puede ofrecer a mí un vino es que me guste su sabor y que me emborrache sin darme resaca.
Tengo otra amiga que también me habla de su vida sexual. Está casada, tiene relaciones regulares con su marido, a veces llega al orgasmo, a veces no. No ha experimentado en su vida un orgasmo múltiple ni mucho menos un 'squirting'. Esta amiga es abogada, socia de su propio bufete y adora su trabajo.
¿Son raras mis amigas? No ¿Tienen algún problema sexual? Ninguno. Quizá mientras yo me dedicaba en mi vida a encadenar unas relaciones unas con otras ellas tenían una sola relación, monógama y se centraban mucho en su carrera. Como resultado ellas tienen unos trabajos maravillosos y una relación sólida y yo tengo una vida sentimental que parece una montaña rusa y me pagan bastante poco por escribir en esta sección como para que en los comentarios me llamen puta o me digan que ningún hombre me tocaría ni con un palo (lo cual encuentro bastante paradójico: o lo uno o lo otro).

De 10 mujeres, solo 7 u 8 de ellas llegan al orgasmo en cada relación sexual, y de estas solo entre un 15% y un 25% son multiorgásmicas

Por supuesto mis amigas podrían ser excelentes profesionales, felices en matrimonios de larga duración y multiorgásmicas. Esas mujeres existen. Pero no son tantas.
Una mujer que tiene orgasmos múltiples tiene mucha suerte. Pero no más que una mujer que posee una nariz excepcional y es una excelente sumiller, o que la cantante de ópera dotada de oído absoluto, o la pintora que tiene un concepto único de la composición y el color. Son dones. Se nace con ellos pero también se trabajan. Alguna gente los posee, otras no. Y las mujeres que no los poseen no son raras ni infelices ni tienen ningún problema.
Viene todo esto por el anuncio de cierto gel que anuncian en televisión diciendo que las mujeres tienen un "derecho al orgasmo". Las mujeres tenemos derecho, por ejemplo, a que no se nos juzgue por nuestra vida sexual, pero no tenemos derecho al orgasmo. No es un derecho. De 10 mujeres, solo 7 u 8 de ellas llegan al orgasmo en cada relación sexual, y de estas solo entre un 15% y un 25% son multiorgásmicas.
Algunas mujeres son más multirorgásmicas que otras, igual que otras tienen mejor oído, mejor nariz o mejor capacidad para resolver ecuaciones de Fourier aplicadas.
Entonces ¿a qué viene esta obsesión por hacernos creer que tenemos que tener orgasmos intensos en cada relación sexual? Porque el sexo es el nuevo opio del pueblo.
A tal nivel ha llegado la obsesión con el sexo en nuestra sociedad como para que yo supiera que si el título hablaba de orgasmos múltiples este artículo sería más leído. Y se me insultaría en los comentarios. Bastará con leerlos y contarlos para probar mi tesis.
Ya lo he explicado alguna vez. En nuestra cultura se asocia ser sexualmente activo a ser joven, delgado y saludable. (La mayoría de la gente cree que los gordos, los ancianos, los discapacitados o los enfermos tienen poco sexo, aunque no siempre sea así). Y se nos exige a todas que seamos sexualmente activas, y por eso "reprimida" o "mal follada" se consideran insultos.
Ergo: Para poder entrar en el mercado sexual nos vamos a gastar mucho dinero en depilación, cremas, suavizantes, cirugía, peluquería y un largo etcétera de cuidados corporales. Y si vivimos obsesionadas por conseguir algo que solo está al alcance de algunas (la talla 38, la piel perfecta, los orgasmos múltiples), tanto mejor. Así se intensificará nuestro consumo.
Y se nos alejará de otras obsesiones menos afines al sistema como, por ejemplo, que se nos pague lo mismo que a un hombre por igual trabajo, o que se nos conceda un tratamiento respetuoso en los medios de comunicación. En el que se nos vea como personas, y no como objetos sexuales. Multiorgásmicos o no.

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