miércoles, 10 de febrero de 2016

Los caballos pueden reconocer las emociones en los rostros humanos

Miran con el ojo izquierdo y les sube el ritmo cardíaco frente a la imagen de una persona enfadada



Los caballos pueden distinguir las emociones en los rostros humanos - Fotolia

Investigadores británicos anunciaban hace unos días los resultados de un estudio que concluía que los perros son capaces de reconocer las emociones humanas, algo que probablemente no ha asombrado a los dueños de estas mascotas. Pero resulta que no es el único animal capaz de entender nuestro estado de ánimo solo con mirarnos la cara. Otro equipo británico, este de laUniversidad de Sussex, ha demostrado por primera vez que los caballos también son capaces de distinguir si una persona está contenta o enfadada por la expresión de su rostro. Si usted es de los afortunados que disfrutan de la compañía de estos equinos quizás se haya dado cuenta de ello.
El equipo de psicólogos estudió cómo 28 caballos reaccionaban al ver unas fotografías de personas con expresiones alegres o enfadadas. Los animales fueron reclutados de cinco establos en Sussex y Surrey entre abril de 2014 y febrero de 2015. Los científicos no necesitaron «susurrarles» sujetando sus cabezas para realizar la prueba. Simplemente, les mostraron fotografías de dos caras masculinas desconocidas felices y enfadadas. Las pruebas experimentales examinaron las reacciones espontáneas de los caballos, sin ninguna formación previa, y los experimentadores no podían ver las fotografías que mostraban para no influir de forma inadvertida en los caballos.
Cuando les fueron enseñadas las caras de enojo, los caballos miraron más con su ojo izquierdo, un comportamiento asociado a percibir estímulos negativos. Su ritmo cardíaco también aumentó más rápidamente, un efecto que no se había visto antes en las interacciones entre humanos y animales, y mostraron más comportamientos relacionados con el estrés. El estudio, publicado en Biology Letters, llega a la conclusión de que los caballos tenían una comprensión funcionalmente relevante de los rostros enojados que estaban viendo.
«Lo que es realmente interesante de esta investigación es que demuestra que los caballos tienen la capacidad de leer las emociones a través de la barrera de las especies. Sabíamos desde hace mucho tiempo que los caballos son una especie socialmente sofisticada, pero esta es la primera vez que hemos visto que son capaces de distinguir entre las expresiones faciales humanas positivas y negativas», dice Amy Smith, estudiante de doctorado en Sussex y codirectora de la investigación.

Eso es una amenaza

«La reacción a las expresiones faciales de enojo eran particularmente claras: hubo un aumento más rápido en su ritmo cardíaco y los caballos movían la cabeza para mirar a las caras enfadadas con su ojo izquierdo», explica. Muchas especies ven eventos negativos con su ojo izquierdo debido a la especialización del hemisferio derecho del cerebro para el procesamiento de estímulos amenazantes (la información del ojo izquierdo se procesa en el hemisferio derecho).
«Es interesante observar que los caballos tuvieron una fuerte reacción a las expresiones negativas pero en menor medida a las positivas, lo que puede ser debido a que es particularmente importante para los animales reconocer las amenazas en su entorno En este contexto, el reconocimiento de rostros airados puede actuar como un sistema de alerta, lo que permite a los caballos anticipar el comportamiento humano negativo, como un manejo brusco», apunta la investigadora.
Esta tendencia para la visualización de las expresiones faciales humanas negativas con el ojo izquierdo también se ha documentado en los perros.
«Hay varias explicaciones posibles para nuestros hallazgos. Los caballos pueden haber adaptado una capacidad ancestral para leer las señales emocionales en otros caballos para responder adecuadamente a las expresiones faciales humanas durante su coevolución», señala Karen McComb, también codirectora de la investigación en Sussex. Y ofrece una teoría alternativa: «Los caballos individuales pueden haber aprendido a interpretar las expresiones humanas durante su propia vida. Lo que es interesante es que la evaluación precisa de una emoción negativa es posible a través de la barrera de las especies a pesar de la gran diferencia en la morfología facial entre los caballos y los seres humanos»
A juicio de los investigadores, es probable que la conciencia emocional sea muy importante en especies altamente sociales como los caballos.

Cada dia que pasa ,aprendo cosas que la vida me había enseñado pero que no las decía por no quedar como un boludo.
Criado en la Pampa argentina,teniamos una tropilla de caballos y todos los dias salía a recorrer el campo para controlar los robos de cuatreros.
Tenía desde chico mi propio "animal",o mejor mi amigo para ir de un lado a otro,me seguían dos o tres perros.
Por experiencia  y aprendizaje de los gauchos,me acercaba siempre por la izquierda.
Tenía un brillo especial,le hablaba y se sabe que a los caballos se sube por la zurda,para que te vean,bien .El te esta ojeando.
Mi Pangaré me conocía si estaba cabreado,triste,alegre.

UN TRABAJO PARA TOMAR CON PINZAS






Un estudio prueba por primera vez que el uso de esta droga causa cambios en la estructura de la materia gris  













De cara a la galería, la cocaína desinhibe, excita, envalentona e incluso hace perder la percepción de la realidad. De puertas adentro, concretamente en el interior del cerebro, provoca graves alteraciones. Un equipo de científicos delhospital de Sant Pau de Barcelona, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) y la Universidad Autónoma de Barcelona han demostrado, por primera vez, que la cocaína altera las funciones cerebrales y modifica la estructura del propio órgano. Estas adulteraciones provocan, por ejemplo, que el cerebro de los consumidores no detecte las consecuencias adversas de su propio comportamiento.
Una treintena de personas diagnosticadas con una adicción a la cocaína pero en fase de desintoxicación participaron en el estudio, que se ha publicado la revistaAddiction Biology. Los investigadores sometieron al grupo a un juego de azar y observaron su actividad cerebral a través de tres técnicas distintas de neuroimagen por resonancia magnética. Los expertos querían ver, de forma simultánea, la función cerebral, la estructura de la materia gris y la blanca y el estado de las vías de comunicación entre las áreas del cerebro. "Descubrimos que habían sufrido cambios en los tres elementos que estudiamos", resume el doctor Jordi Riba, investigador principal del estudio.

Además, los investigadores hallaron que, aparte de las anomalías en la función cerebral, los consumidores también sufren cambios en la estructura del cerebro. "Vemos que, en la materia gris, se ha reforzado el circuito de recompensa y las conexiones entre ellas mientras que baja el tamaño de la materia blanca fuera del área de recompensa", apunta el médico. Esto significa que aparecerían reforzadas las estructuras que tratan la gratificación en detrimento de las áreas que controlan procesos cognitivos como son la regulación de la propia conducta y la atención.
Las resonancias magnéticas revelaron que, a diferencia de la población sana, los consumidores de cocaína tenían una zona primitiva del cerebro hiperactivada. Se trata del estriado ventral, un eslabón del llamado "circuito de recompensa", vinculado a favorecer comportamientos básicos, más bien automáticos e impulsivos, como comer o el sexo. Los expertos advirtieron que esta hipersensibidad contrastaba con una hipoactividad en otra parte del cerebro mucho más evolucionada, la corteza prefrontal, encargada de regular la propia conducta. "Ante condiciones adversas, en este caso era que fallaban en una apuesta, los voluntarios sanos activaban la corteza prefrontal para afrontarlo, pero esta zona estaba desactivada en los consumidores de cocaína", señala Riba.
"Este hallazgo nos explica por qué la gente no cesa en el consumo y tiene tantas recaídas. No es por simple debilidad o falta de fuerza de voluntad, es que la estructura cerebral ha cambiado", concluye Riba. Los expertos investigan ahora si este daño cerebral es irreversible o, a medida que el paciente ceja en el consumo, el cerebro es capaz de regenerarse y normalizar sus funciones.