miércoles, 30 de noviembre de 2016


NI CEREALES, NI GALLETAS NI ZUMOS: ANUNCIOS PARA NIÑOS QUE LA OMS PROHIBIRÍA

¿Qué pasaría si se siguieran las recomendaciones de la OMS sobre publicidad? Que la mayoría de los anuncios de comestibles dirigidos a los niños estarían prohibidos por exceso de azúcar, sal y grasa.Compartir en Twiter



Ni cereales, ni galletas ni zumos: anuncios para niños que la OMS prohibiría
. Botellaza de dos litros para el niño 
La publicidad de productos malsanos debería estar prohibida o al menos mejor regulada, sobre todo cuando su objeto es un colectivo que precisa de una especial protección, como los niños. No creo que pueda haber mucha discrepancia al respecto, pero si aún hay alguien que necesita un ejemplo de los estragos que pueden causar en ellos estos anuncios –y lo que publicitan–, solo hay que dedicar un rato al escalofriante documental Más allá del peso. Aunque está grabado en Brasil, las situaciones que se muestran son habituales y comunes en todos los países de nuestro entorno. Y sí, también en el nuestro.
Los productos cuya publicidad es urgente regular serían aquellos que aportan un exceso de azúcar, grasas y sal, o la combinación de los tres elementos que caracteriza los productos procesados con peor perfil nutricional.
Con esta idea en mente, la OMS publicó hace un año un documento que marcaba los niveles máximos de estos ingredientes aceptables para anunciar un producto destinado a los niños. Lo hicieron estableciendo una serie de restricciones en 17 categorías de alimentos: si la composición de cualquiera de estos productos excedía la cantidad de azúcar, sal o grasa marcada por ellos por cada 100g de producto, no tendrían permitido anunciarse.
En el planteamiento inicial de este artículo pensábamos encontrar seis muestras de anuncios que fueran en contra de esas recomendaciones, pero tardamos poco en darnos cuenta de que la verdadera dificultad estaba en encontrar algunos que sí las cumplieran. Veamos algunos ejemplos de anuncios desaprobados por la Organización Mundial de la Salud que, a pesar de eso, se emiten a diario.
Cereales ‘de desayuno’

Protagonistas de la categoría número 6, sobre estos cereales la OMS advierte que solo podrían publicitarse aquellos que aporten menos de 10 g de grasas totales; 15 g de azúcares totales y 1,6 g de sal. Sin embargo, los cereales Cuétara Choko Flakes superan las cantidades de grasas recomendadas y casi duplican el de azúcares, tal y como se puede contrastar en este enlace: un ejemplo que se puede extender a casi toda la gama del fabricante en esta categoría.
¿Se trata de un caso aislado? Desgraciadamente no: buena parte de su competencia tiene similares o peores valores, y sus anuncios también van dirigidos a niños y adolescentes. Como ejemplos, el caso de Kellogg’s (fabricante que ha decidido obviar la información nutricional de sus productos en su web en español) o el de Nestlé, también en casi toda su gama.
Comidas y platos precocinados o listos para comer

En su categoría, la 9, las condiciones solo permiten anunciarse aquellos alimentos que aporten menos de 10 g de grasas totales; 4 de grasas saturadas; 10 de azúcares totales y 1 de sal, además de aportar menos de 225 kcal/100g. No hay que esforzarse mucho en contrastar los valores nutricionales del catálogo de pizzas de Casa Tarradellas para descubrir que ni una sola cumple estos requisitos. Todas superan la cantidad de sal sugerida entre un 20 y un 70%, mientras el 42% supera la cantidad límite de grasa y el 75% la de calorías. Con cadenas como McDonald’sBurger King o Telepizza sucede lo mismo, pero ahí están sus anuncios.
Helados

Los helados también tienen su propia categoría particular, la 5. En este caso la recomendación es más expeditiva: según las recomendaciones de la OMS, no deberían permitirse sus anuncios dirigidos a los niños. Sin disquisiciones: ninguno. La cantidad de anuncios que deberían desaparecer de nuestras televisiones es innumerable: solo hay que ver el que encabeza esta sección o este otro también de Nestlé, además de otras marcas como Kalise. Ninguno de ellos deberían anunciarse, en beneficio de la Salud Pública.
Zumos

Aquí la cosa se complica, ya que los zumos de "fruta 100%" están encuadrados en la categoría 4 destinada a las bebidas, que se desglosa en cuatro: 1º bebidas lácteas, 2º bebidas energéticas, 3º otras bebidas —colas, limonadas, naranjadas, refrescos, bebidas azucaradas, aguas minerales saborizadas, ya sean con azúcares añadidos o con edulcorantes– y 4º, los zumos. Como en el caso de los helados, los zumos tampoco deberían poder anunciarse, independientemente de su contenido en los ítems señalados.
La razón es que los zumos –aunque sean "100%"– representan una importante cantidad de azúcares libres en la dieta de un niño, de acuerdo con el documento de posicionamiento de la OMS Guidelines on Sugars Intake for Children and Adults. Así pues, ni los de Juver, ni los de Zumosol, ni los de Don Simón: nada de anuncios de zumo, así que imagina los requisitos para el resto de bebidas.
Quesos y similares

En la categoría destinada a los quesos –la 8– las condiciones para poderse anunciar pasan por aportar menos de 20 g de grasas totales y menos de 1,3 g de sal. El ejemplo del vídeo, La Vaca Que Ríe, cumple con las grasas pero no con el contenido en sal, igual que el resto de su gama, que en el 100% de los casos supera la cantidad de sal y en muchos el de grasas. La única excepción, los quesitos light con queso azul, que contienen 9 g de grasa y 0,8 de sal). No lo hacen mejor otras marcas como El CaseríoBabybel (cuya variante sabor cheddar es una bomba con 31 g de grasa/100 g y 1,8 g de sal) o muchas otras.
Galletas, bollería y pasteles

En la 2 nos encontramos con otra de esas categorías en la que la OMS se torna expeditiva: no hay porcentajes salvables ni opción para anunciar productos de esta categoría. Ni los de Artiach, ni los de Cuétara, ni los de Panrico, ni los de Bimbo, ni los de Lu, ni Bollycaos, Panteras Rosas, Tigretones, Phoskitos, Q’caña o Donuts. Si alguien se pregunta el porqué de este veredicto radical, que se asome a la lista de ingredientes de cualquiera de ellos: cuenta la leyenda que, si lo haces tres veces, directamente te suben el colesterol y el azúcar.
Entonces, ¿qué se puede anunciar para los niños?
Hay categorías completamente libres para dirigir su publicidad a los niños. Lo difícil, curiosamente, ha sido encontrar anuncios de estos productos. Nos referimos por ejemplo a la categoría 13, que incluye carne fresca y congelada, aves, pescados y similares o huevos. Junto a la 15 –que alude a fruta, verduras y hortalizas frescas o congelada– son las únicas que gozan de total libertad para hacer anuncios dirigidos a los niños. Esos se pueden contar con los dedos de una mano: sirva como ejemplo el del plátano de Canarias.

martes, 29 de noviembre de 2016

¿Por qué la OMS ahora recomienda no afeitar la zona del cuerpo que te van a operar?

  • .
OperaciónImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionNo hay evidencia que demuestre los beneficios de esta práctica, dice la OMS
Todos los que alguna vez hemos sido sometidos a una operación hemos pasado por el mismo proceso: antes de entrar al quirófano, a veces con delicadeza y otras con más torpeza que pericia, una enfermera nos depila la zona que nos van a cortar.
Las consecuencias de este acto que despeja el terreno y facilita la visión al cirujano suelen ser molestas, ya que a la picazón que produce la cicatrización de la herida hay que añadirle el picor típico que provoca el nacimiento del vello nuevo.
Sin embargo, según las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, esta medida no sólo no es necesaria sino que además resulta contraproducente.
Las Directrices Mundiales para la Prevención de las Infecciones Quirúrgicas, publicadas recientemente por la OMS, recomiendan evitar depilar o afeitar la zona donde se hará la incisión y, en caso de ser necesario, sugieren hacerlo con una máquina para cortar el cabello y no con una cuchilla.
"El afeitado puede de hecho aumentar el riesgo de que se produzcan cortes microscópicos o traumatismos en la piel, y la evidencia nos dice que es beneficioso no eliminar el vello o simplemente cortarlo en caso de que sea absolutamente necesario", explicó Ed Kelley, director del Departamento de Prestación de Servicios y Seguridad de la OMS.
CorteImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionAdemás del picor propio que produce la cicatrización de la herida, está la molestia que produce el nuevo vello cuando crece.
La recomendación hace referencia tanto al afeitado previo como durante el procedimiento quirúrgico.
Esta advertencia es una de 29 recomendaciones elaboradas por un panel de 20 expertos que basaron sus conclusiones en evidencias científicas y que se proponen reducir el número de infecciones quirúrgicas.
Estas infecciones son causadas por las bacterias que ingresan a nuestro organismo a través de las incisiones que tienen lugar durante una cirugía.
Según la OMS, el 11% de los pacientes que ingresan a una sala de operaciones sufren una infección durante el proceso.

Antibióticos: antes y durante, no después

Otra de las recomendaciones gira en torno al uso de antibióticos.
Estos deben suministrarse antes (2 horas) y durante la operación y no después de la misma.
"Deben suministrarse antes del corte para obtener la cantidad máxima de antibióticos en la sangre para matar a las bacterias en el momento de la incisión, pero después no hacen falta, salvo si el paciente tiene una infección", afirmó Sally Davies, una de las expertas que participó en la elaboración de las directrices.
La evidencia, dijo, demuestra que no sirven para prevenir infecciones si se suministran a posteriori.
El documento también recomienda, entre otras cosas, que el paciente se bañe o se duche antes de la operación con jabón neutro o antibacteriano.
Asimismo, explica cómo el equipo médico debe lavarse las manos, qué desinfectantes se deben usar antes de una incisión, que suturas utilizar y cuáles son las mejores vendas y batas para evitar infecciones.

lunes, 28 de noviembre de 2016

El Roto

EL QUE TE ATIENDE DECIDE CUANDO COMO Y DONDE PARIRAS


¿Por qué los niños ya no nacen en festivo?

Cada vez hay menos nacimientos en sábados y domingos. Las tasas de cesáreas e inducciones al parto son más altas de lo recomendado




Hace 40 años la probabilidad de que un bebé viniera al mundo en lunes, miércoles o sábado era prácticamente la misma. Los niños, sencillamente, nacían cuando tocaba. Con el paso de los años, sin embargo, los partos se han ido concentrando en los días laborables, de forma que ahora los niños nacen un 20% menos en sábado y un 27% menos en domingo que de lunes a viernes. No es casualidad.
El parto es un proceso natural, así que si los paritorios están más vacíos los fines de semana y los festivos hay que buscar el porqué en la programación de los alumbramientos. Algo que ocurre cada vez más, según un análisis que ha hecho EL PAÍS a partir de los casi 2,3 millones de nacimientos registrados en la Comunidad de Madrid durante 35 años, desde 1975 hasta 2010. El departamento de estadística de esta comunidad ofrece el día de cada nacimiento, a diferencia del Instituto Nacional de Estadística, que solo permite saber mes y año.
Los cambios en los patrones de nacimientos obedecen, por tanto, al incremento de los partos programados, bien por cesárea, bien por inducción. En ambos casos, los expertos consultados para este reportaje reconocen que las tasas de ambos procedimientos son demasiado elevadas. En España ya nace por cesárea uno de cada cuatro niños (el 25,4%), un porcentaje que no deja de aumentar desde los años noventa. Son más de 10 puntos por encima de la tasa máxima recomendada por Organización Mundial de la Salud (OMS), que es del 15%.


"Esas diferencias se explican por los partos en la privada y los partos programados en la pública", explica Txantón Martínez-Astorquiza, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). "Las cesáreas se hacen de lunes a viernes. Y hay un 30% de casos en los que provocamos el parto, porque es necesario, también de lunes a viernes", añade. "Dicho eso, sí, la tasa de cesáreas en España es muy alta. Hacemos más de las que deberíamos hacer", reconoce.
El obstetra menciona varios factores. Desde que han aumentado los embarazos de gemelos, hasta que en la privada se hacen más cesáreas por las complicaciones médico legales, pasando por la petición de la propia paciente. "No quiero decir que la gente actúe mal, no quiero ser juez de nadie, pero hacemos más de las recomendadas", insiste. "En la asistencia privada tú eres el único responsable de esa paciente, tienes una relación personal con ella y tomas decisiones en las que quizás por cubrirte arriesgas menos. En algunas clínicas privadas también tienen menos medios porque no hay anestesia 24 horas ni pediatra 24 horas", apunta. 


Las diferencias entre las tasas de cesáreas de la sanidad pública y la privada son muy llamativas. También entre comunidades y, si se hicieran públicas, también sorprenderían entre hospitales. Andrés Calvo es jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Manacor (Mallorca) y presume de tener uno de los porcentajes más bajos de España. "En hospitales que apuestan por partos de baja intervención con protocolos estandarizados de indicaciones y con obstetras concienciados que no sobreindican, las cesáreas se mueven entre el 12% y el 20%", asegura. Manacor, Cruces en Bilbao y Las Palmas están cerca de ese 12%. "En los hospitales privados las cifras de cesáreas se consideran buenas si no pasan el 40%", añade.

Partos inducidos



¿Y qué ocurre con las inducciones al parto? ¿Se abusa de ellas? El Ministerio de Sanidad carece de estadísticas públicas sobre este procedimiento. Para encontrar una cifra que permita saber qué está ocurriendo hay que recurrir a una publicación de 2012, el Informe sobre la atención al parto y nacimiento en el sistema nacional de salud, que habla del 19,4%. Es decir, dos de cada diez partos son inducidos. El propio informe oficial añade que la cifra es "superior al estándar de referencia de la OMS", situado en el 10%, y reconoce que es "excesivo". Ningún responsable del Ministerio de Sanidad quiso participar en este reportaje.
Mercedes Sánchez, de 33 años, dio a luz a su primer hijo el último jueves de julio de 2013 en una clínica privada de Madrid. La llevaba un ginecólogo "conocido de la familia de toda la vida" en el que confiaba plenamente, relata. Por eso entonces no fue consciente de algunos detalles que ahora, pasado el tiempo, le llevan a pensar que la inducción de su parto no tuvo justificación médica. De una consulta a las 39 semanas de embarazo, en la que los monitores no mostraban ninguna complicación, salió con la indicación de presentarse en el hospital para que la ayudaran a ponerse de parto. Su hijo nació por cesárea esa misma noche.
"Mientras me cosía la cesárea oí al ginecólogo hablando con el resto del personal. Dijo, y lo recuerdo claramente, que se había quitado dos de las ocho embarazadas que tenía antes de cogerse las vacaciones de agosto", cuenta. "En el momento nunca me planteé que el profesional al que había confiado mi embarazo hiciera algo que no correspondiera con el criterio médico. He consultado con otros profesionales y ahora sé que fue una inducción gratuita y a conveniencia de la agenda del doctor", añade. Tampoco la cesárea estaba indicada, asegura: "Me dijeron que fue por desproporción cefalopélvica, pero di a luz a mi segundo hijo por vía vaginal sin problema".
Una vez más, las diferencias entre la sanidad pública y la privada saltan a la vista. Calvo, que también es investigador y coordinador de un proyecto para evaluar la adecuación a los estándares de las cesáreas que se practican en España, afirma que las inducciones en los centros públicos están "en torno al 22-25% de los nacimientos". En los privados, añade, "estas cifras se duplican". Y cuando se sobrepasa la barrera del 25% es porque hay "indicaciones no médicas de inducción", es decir, conveniencia o comodidad.


Retraso de la edad de la maternidad

El aumento de cesáreas e inducciones tiene, al menos en parte, otra explicación: el retraso en la edad de la maternidad. "Los embarazos se han complicado, son de más riesgo. En España la media de edad en el primer hijo está en casi 33 años", señala Martínez-Astorquiza. Las mujeres mayores tienen más complicaciones médicas: diabetes, hipertensión, problemas de tiroides... "Además, a partir de la semana 41 provocamos los partos siguiendo las normativas internacionales. Antes se esperaba hasta la 42, pero esa semana es clave respecto a la mortalidad y morbilidad perinatal. Es decir, se ha adelantado un poco el fin del embarazo", dice el ginecólogo. 
José María Lailla, presidente de honor de la SEGO y jefe de servicio durante 24 años de Obstetricia y Ginecología del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, señala también a que en su hospital, público, las inducciones han aumentado porque ahora se diagnostican más patologías, y que esas intervenciones se planifican "cuando el hospital está al 100% del rendimiento". "Si tenemos que inducir un niño con una cardiopatía, lo hacemos un lunes o un martes. Si hubiera que operarlo, allí está todo el mundo. Trabajamos en coordinación, de forma que se reservan quirófanos para estas complicaciones", explica.
"Antes se diagnosticaban menos estas patologías. Desde que se implantó el diagnóstico prenatal de defectos congénitos y se hace un cribado universal, y esto es a partir del año 2000-2005, diagnosticas muchas más cosas y te anticipas", explica. A la pregunta de si también se hace por otros motivos que no tienen nada que ver con ese criterio médico responde. "¿Que puede haber alguien que lo haga? No le diré que no. Pero no como norma, creo que no". Lailla cree, en cualquier caso, que lo importante es el resultado, es decir, que los niños nazcan sanos.

¿Partos a la carta?

Los partos programados de las famosas de los que periódicamente informan los medios de comunicación también podrían tener algo que ver con las cifras de cesáreas e inducciones, apunta Carmen Rodríguez Soto, presidenta de la Asociación Andaluza de Matronas. "Achacamos estos datos a los ginecólogos, pero no hay que olvidar que en la privada las mujeres cada vez demandan más. En la privada los médicos son más permisivos y las preferencias de las mujeres están por delante. Quizá es exagerado hablar de parto a la carta, pero desde luego las cosas han cambiado en los últimos años. Cuando se conoció que el primer hijo de Shakira había nacido por cesárea electiva, pedida por ella, empezamos a hablar de las cesáreas sociales, de cuando es la mujer la que la quiere. Sí se hace", asegura. 


Además de "cesáreas sociales", las matronas hablan también de "inducciones sociales". "Cuando una mujer pide que se le ponga una fecha a su parto por motivos laborales o sociales, y se dan las condiciones idóneas, se hace", asegura Ginés Díaz, matrón del hospital privado Santa Ángela, en Sevilla. En su centro, asegura, lo que no se hace es planificar los partos en función de la comodidad de los médicos: "Aquí tenemos un equipo grande de ginecólogos y si uno no puede atender un parto le sustituye otro".  

Más información

Adela Recio, de la asociación El Parto es Nuestro, asegura que se alteran los partos por razones no médicas: "Se programan para que ocurran en el momento en que más conviene logísticamente a los profesionales de los hospitales y sobre todo de las clínicas privadas, que son precisamente las que más abusan de las inducciones y cesáreas programadas". Y se hace, afirma, pese a los riesgos que las inducciones y cesáreas programadas comportan para las mujeres y los bebés. 
Su asociación promueve el respeto al proceso fisiológico del embarazo y del parto y pide que las programaciones de los nacimientos se limiten a las estrictamente necesarias. Actualmente difunde una campaña informativa en redes sociales con mensajes como "Os recordamos que el 12 de Octubre no es motivo de cesárea" y ha elaborado un informe que analiza cómo la incidencia de los partos en Madrid se concentra en días laborables.


 "Un parto inducido tiene muchas más posibilidades de acabar en parto instrumental o en cesárea que un parto que comienza espontáneamente. Los riesgos para las mujeres son muchos, pero se pueden resumir en las lesiones físicas que ocasionan la cesárea, un parto instrumental con fórceps o ventosa, una episiotomía o una maniobra de Kristeller", asegura Recio.
"El aumento de las inducciones aumenta la tasa de cesáreas", afirma también Martínez-Astorquiza. "Estás provocando algo de alguna forma antinatural. A veces es obligado, hay que hacerlo. Pero si fracasa la inducción, hay que hacer cesárea", añade. "Es difícil saber qué porcentaje de inducciones no están indicadas. En algunos hospitales hacemos auditorías internas, como un autocontrol, para saberlo, porque es un parámetro de calidad. En general se considera que hay que hacer menos de un 5% de inducciones no indicadas".
La asociación El Parto es Nuestro pide que el Ministerio de Sanidad elabore y publique estadísticas por hospitales, tanto públicos como privados, que permitan conocer el porcentaje de partos inducidos y cesáreas programadas de cada centro, de forma que las mujeres puedan basar su elección en información real. Esas tasas no se conocen actualmente. El único dato público y de fácil acceso es el de las cesáreas, que muestra enormes variaciones entre comunidades autónomas. No está desglosado por cesáreas de urgencia o programadas, ni por hospitales. 
Ante la solicitud de EL PAÍS de contar con un responsable para el reportaje, el Ministerio de Sanidad envió un texto en el que asegura que entre los "principales logros" conseguidos desde la publicación de dos trabajos sobre esta problemática, en 2007 y 2010, figura la "adecuación de la tasa de cesáreas a estándares clínicos". El texto señala asimismo que actualmente hay "un total de 225 buenas prácticas" en el conjunto del Sistema Nacional de Salud y que uno de los objetivos es "la mejora de la participación de las mujeres en la toma de decisiones clínicas".
"Son muy pocas las mujeres que piden terminar un embarazo en una determinada fecha", afirma Recio. "Y en estos casos la responsabilidad recae de nuevo en los profesionales porque en ocasiones son mujeres a las que no se les ha informado de todo lo que implica terminar un embarazo antes de tiempo sin razones médicas", añade. En el caso de los bebés, los riesgos para los recién nacidos son un aumento de prematuros, ingresos en Neonatología que se podrían haber evitado, lesiones innecesarias derivadas de las maniobras e intervenciones realizadas para acelerar el parto, y problemas respiratorios derivados de la prematuridad, entre otros", enumera.
Martínez-Astorquiza recuerda que, ante la evidencia de las cifras, sería adecuado que todos los centros examinaran qué hacen bien y mal: "Si todos cumplimos los protocolos, que los hay, mejoraríamos mucho la calidad asistencial y nos acercaríamos a la tasa de cesáreas e inducciones aceptada". Calvo abunda en esa idea: "Los servicios de salud de cada comunidad autónoma y por extensión los servicios de Obstetricia y Ginecología de los hospitales deberían protocolizar y controlar las indicaciones de las inducciones y evaluar resultados. En la práctica esto se limita a servicios que mantienen el control y evalúan sus resultados de forma continuada", afirma.