El
especialista en demografía británico Georges Leeson, vicepresidente del
Instituto del Envejecimiento de Oxford, Inglaterra, llamó a "empezar a
mirar el envejecimiento de la población en una forma positiva".
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"El
siglo XXI es de los centenarios, la juventud quedó en el siglo XX, de
modo que tenemos que empezar a mirar el envejecimiento de la población
en una forma positiva porque si buscamos para este fenómeno una
respuesta en los más jóvenes vamos a fracasar, simplemente porque no
están naciendo”, aseguró el especialista en demografía británico
Georges Leeson, vicepresidente del Instituto del Envejecimiento de
Oxford, Inglaterra.
Leeson, quien brindó la charla inaugural de la Conferencia Internacional
de la Red Latinoamericana sobre el Envejecimiento del Oxford Institute
of Population Ageing (LARNA) que se realiza entre hoy y mañana en Buenos
Aires, aseguró que “en términos demográficos, el siglo XX fue el último
de los jóvenes”.
“Existe una disminución de la natalidad en todo el mundo. Hace cien
años, las mujeres dependiendo del país, tenían entre 2 y 8 hijos; la
tendencia hacia el 2050 es que casi todos los países tendrán un promedio
de 2 hijos”, sostuvo el especialista.
El demógrafo contó que cuando pregunta en sus clases a los jóvenes tres
motivos para tener hijos "nadie responde nada” y graficó que en una
encuesta realizada por la ONU “la mayoría de las personas respondió que
no encontraban que su entorno fuera favorable para tener hijos”.
“Existe una disminución de la natalidad
en todo el mundo. Hace cien años, las mujeres dependiendo del país,
tenían entre 2 y 8 hijos; la tendencia hacia el 2050 es que casi todos
los países tendrán un promedio de 2 hijos”
En este sentido, el especialista describió
que “hace 50 años la mitad de la población vivía en zonas rurales, hoy
el 80 por ciento vive en zonas urbanas y se estima que para 2050 más del
90 por ciento residirá en ciudades con toda la presión en recursos e
infraestructura que esto implica”.
“Las migraciones también son fundamentales cuando hablamos de demografía
y, sin embargo, el conocimiento real de ellas es escaso. Los datos que
manejamos no son del todo confiables como sucede en realidad con casi
todos los números. Decimos que tenemos 7 mil millones de habitantes en
el mundo, ¿quién los ha contado?”, sostuvo.
Durante la charla, Leeson razonó: “Europa está teniendo una política
sumamente dura con los inmigrantes, habla de ellos como un problema, una
marea, una bomba de tiempo, y, sin embargo, si no hubiera inmigrantes
en el país no sé quién estaría cuidando de nuestros mayores en la
residencias porque, al menos en el Reino Unido, la mayoría de las
trabajadoras son inmigrantes”.
La otra característica del envejecimiento de la población es,
precisamente, la mayor cantidad de personas mayores debido al aumento de
la esperanza de vida lo que hace que en Latinoamérica, como ocurrió en
Europa hace unos años, "se vea a la población con forma de rascacielos
más que de pirámide", graficó.
“En los últimos 160 años la esperanza de vida ha aumentado 2,5 años por
década y no hay nada que nos lleve a pensar que esto va a detenerse.
Existe la idea de que nuestro cuerpo no puede aguantar más de 100 o 110,
pero, qué dirían las personas de la Edad Media si le contáramos la
esperanza de vida actual”, sostuvo.
El especialista informó que por cada hora la esperanza de vida aumenta
unos quince minutos. "Nuestros hijos tendrán la posibilidad de vivir
cien años seguramente. Ahora bien, venimos hablando de esto hace 20 años
al menos y los avances que hemos hecho son pequeñísimos”, aseguró.
“Durante años sostuvimos que las personas debían jubilarse para dejar
paso a los más jóvenes, en algunos países europeos esos jóvenes no
están, entonces ahora el trabajo es convencer a las personas mayores
para que se queden”, ejemplificó Leeson.
En este contexto, las familias que todavía tienen un rol central para
las personas mayores sobre todo en los países latinoamericanos, deberán
también redefinirse: “¿Cuántas generaciones conviven simultáneamente? ¿A
los 60 podré irme a vivir a la casa de mis padres porque ya se han
muerto o tendré que apuntar a la herencia de mis abuelos”, ironizó.
Según estudios desarrollados en el Instituto de Envejecimiento de
Oxford, en países latinoamericanos como Brasil Y México, las personas
siguen creyendo que las familias son quienes deben ocuparse de sus
mayores así como los mayores tienen obligaciones hacia sus hijos y
nietos, por lo que pervive una suerte de solidaridad intergeneracional.
“En muchos casos los abuelos tienen un rol central en el cuidado de los
niños a partir de que la mujer ha comenzado a trabajar. Esta
contribución a la economía de las familias y de la sociedad no siempre
es valorada”, sostuvo.
Con este escenario planteado, Leeson completó: “Debemos comenzar a tomar
el envejecimiento poblacional desde una perspectiva más holística y
menos cuantitativa, tenemos que pensar cómo va a cambiar la dinámica de
toda la sociedad y, también, debemos empezar a pensar qué haremos cada
uno si es que vamos a vivir 100 años”.
El seminario de LARNA, auspiciado además de por Oxford Institute of
Population Ageing por la Universidad de Buenos Aires y por la
Presidencia de la Nación y que se realiza entre hoy y mañana en la
Biblioteca Nacional, estará enfocado en el rol de las familias y la
comunidad en el proceso de envejecimiento que vive el mundo y en la
diferentes formas de envejecer.
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