jueves, 17 de noviembre de 2011

A QUE HORA ES MEJOR FOLLAR...

El deseo tiene reloj biológico y funciona distinto para ellos y ellas

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A partir de los 40, comienzan a darse cambios. Consejos de expertos para que no afecten la vida sexua

PorMariana Perel

El deseo sexual tiene reloj biológico? Claro que sí, afirman los especialistas. Si los diferentes ciclos de la vida condicionan la salud, el cuerpo, la capacidad de procrear, ¿por qué debería la sexualidad quedar por fuera? Cabe aclarar, también, que el reloj no atraviesa de la misma manera a hombres y a mujeres. La diferencia de género supone otra variante que, como el reloj biológico, conviene conocer y aceptar.

“Tanto en los hombres como en las mujeres el pico más alto de deseo sexual irrumpe en la pubertad y continúa en la adolescencia. En los varones se mantiene casi intacto hasta los 30 y declina algo más a los 40, para marcar una diferencia significativa a los 50 con la llegada de la andropausia. La declinación paulatina se basa en dos aspectos: la erección (no es espontánea, necesita más estímulo) y el deseo disminuido”, afirma el psiquiatra Adrián Sapetti, presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana.

El especialista explica que en las mujeres, las cosas son diferentes. “Si bien en la mujer el pico más alto del deseo también se da en la pubertad y adolescencia, en la menopausia la declinación es mucho más drástica: cesa la ovulación, cae el estrógeno, por lo tanto, disminuye la lubricación y la respuesta orgásmica. Quizá la caída en la mujer sea más rotunda porque el cambio es evidente. Además, se termina la etapa de la procreación, y esto es importante. El hombre, en cambio, puede procrear hasta los 100 años”.

Los hombres, sin embargo, tienen sus propias batallas que librar: no es fácil resignar potencia cuando en la sociedad esta característica está sobrevaluada. “Será por eso que a los 40 empieza la negación de la edad”, continúa diciendo Sapetti. “Los hombres se relacionan con mujeres más jóvenes con la ilusión de volver a un pasado glorioso, como si el paso del tiempo fuera, necesariamente, un tormento”.

Es cierto que el deseo disminuye, pero hay muchas maneras de incentivarlo: ¿quién dijo que sólo debe surgir espontáneamente? Sapetti sugiere “preparase para el acto sexual. Darse tiempo, ir a un hotel alojamiento, incorporar elementos que estimulen, ropa erótica, pornografía. Y aprovechar que el pico de deseo sexual en el hombre, más alto por las mañanas. En la mujer no es tan cíclico”.

La psicóloga Débora Zilberman suma otro punto de vista: “La disminución del deseo sexual no debería ser una preocupación porque el placer, con el paso de los años, se expande. Es muy común escuchar: ‘Empecé a tener libertad sexual cuando llegué a un acuerdo con mi cuerpo’. Porque si la fantasía esta puesta en tener la erección de los 20 años, o en tener un cuerpo delgado, se complica. Pensar que el día que estés flaca vas a tener mejores relaciones sexuales, es absurdo”. Hay otras cuestiones que, también, contribuyen a incentivar o disminuir el deseo. “La falta de práctica sexual podría atentar contra el deseo –continúa diciendo Zilberman–. Es muy fácil tapar la sexualidad, postergarla, porque, justamente, en nuestra sociedad la intimidad es desvalorizada. Por eso, muchas veces la sexualidad se recrea sólo hablando con otros, y practicándola muy de vez en cuando”.

Además del reloj biológico, hay otras instancias que influyen en nuestro deseo: un embarazo, el comienzo de una relación, la partida de los hijos. Es evidente que el deseo sexual acompaña a nuestros cuerpos, y a nuestras emociones. Quizá lo importante sea respetar cada etapa, no forzarlas. Entender que, como todo en la vida, pasan. Y estar dispuesto a estimular el deseo si hiciera falta. No está nada mal. Hasta puede ser divertido.

Claves

No asustarse ante los cambios físicos o emocionales. Adaptarse a las nuevas condiciones. Consultar a especialistas. Buscar soluciones.

Mantenerse activo sexualmente. Cuando la actividad disminuye, se va perdiendo el interés y el deseo y esto resiente el fenómeno hormonal.

Estimular las fantasías para no “morir de realidad”. La fantasía es fundamental para escribir, para componer, para trabajar, para cocinar y, también, para hacer el amor. Puede ser compartida con la pareja. O no.

No pretender que el acto sexual sea idílico. Si se cruza un pensamiento, o si surge una distracción, está bien, no hay que preocuparse. Pocas veces la situación es idílica, pero no por eso, deja de ser placentera.

Ver las etapas (embarazo, puerperio, duelo, etc.) como algo transicional y no alarmarse.